jueves, 28 de febrero de 2008

Mortificación y la penitencia cristiana: ideas básicas


Mortificación y la penitencia cristiana: ideas básicas


Aunque durante la Semana Santa sigan recorriendo las calles de numerosos países de América y de España las procesiones de penitencia, el sentido de la mortificación y de la penitencia cristiana puede diluirse en el ámbito de sociedad neopagana. En estas líneas intento recordar, de forma esquemática, dirigida a los jóvenes, algunas ideas básicas para entender el sentido de la mortificación y de la penitencia, tal como la enseñó Jesús.
1. La enseñanza de Jesús
• Jesucristo nos enseñó una Verdades perennemente actuales: el camino de Cristo es un camino de Cruz; un camino que lleva a sufrir con Él, a corredimir con Él y a resucitar con Él.
El Evangelio nos transmite estas palabras de Jesús:
• El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que la perdiere por mí, la encontrará (Mt. XVI, 25).
• ...porque si el grano de trigo que cae en la tierra no muere queda solo; pero si muere, produce mucho fruto (Io. XII, 24).
• Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la senda que lleva a la perdición, y son muchos los que por ella entran. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida, y qué pocos los que dan con ella! (Matth. VII, 13-14).

• Jesús aceptó libremente la mayor mortificación, la muerte en la Cruz, porque sabía que era su camino para redimir a todos los hombres y cumplir la voluntad de Dios Padre.
— Por eso le dijo a Simón Pedro, elegido por Cabeza de la Iglesia, cuando intentaba alejarle de los sufrimientos de su Pasión: apártate de mí, Satanás, que me escandalizas, porque no gustas de las cosas de Dios, sino de las cosas de los hombres (Matth. XVI, 23).

• Y Jesús nos enseñó que el Camino de la Cruz es también nuestro camino para cumplir la voluntad de Dios.
— si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, tome su cruz de cada día y me siga (Luc. X, 23).

• Por eso, la señal del cristiano es la Santa Cruz.

2. Las enseñanzas de los Apóstoles.
• Los Apóstoles nos recordaron la necesidad de tomar la cruz de Cristo, con su vida —que acabó en el martirio— y su doctrina.
• San Pedro:
— ...gozaos al participar de la Pasión de Cristo, para que también exultéis gozosos en la revelación de su gloria (I Petr. IV, 3).

• San Pablo:
— Estoy clavado en la Cruz juntamente con Cristo. Y yo vivo, o más bien, no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí (Gal. II, 19-20).
— Traemos siempre en nuestro cuerpo por todas partes la mortificación de Jesús, a fin de que la vida de Jesús se manifieste también en nuestros cuerpos (II Cor. IV, 10).
— Si vivís según la carne, moriréis; si con el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis (Rom. VIII, 13).
— Al presente me gozo de lo que padezco por vosotros, y estoy cumpliendo en mi carne lo que resta que padecer a Cristo, a favor de su Cuerpo, que es la Iglesia (Col. I, 24).
— Los judíos piden señales, y los griegos buscan la sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos y necedad para los gentiles (I Cor. I, 22-23).
— Hay muchos que andan, ya os lo decía con frecuencia, y ahora lo digo llorando, como enemigos de la cruz de Cristo: cuyo fin es la perdición, cuyo Dios es el vientre, y la confusión será la gloria de los que gustan de las cosas terrenas (Philip. III, 18-19)

3. Las enseñanzas de la Iglesia
• La Iglesia ha enseñado siempre la necesidad de vivir la mortificación cristiana:

• La obra de la Redención continúa en la Iglesia, que centra su vida entera en el Santo Sacrificio de la Misa.
• El Concilio Vaticano II enseñó: “
“En los varios géneros de vida y ocupaciones, es una sola la santidad que se cultiva por todos los que obran movidos por el Espíritu de Dios y que, obedeciendo a voz del Padre y adorando a Dios Padre en espíritu y en verdad, siguen a Cristo pobre, humilde y cargado con la cruz, para merecer participar de su gloria” (Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen Gentium n. 41).

4. Las enseñanzas de los santos
• Los santos de ayer y de hoy han enseñado siempre la necesidad de la mortificación para unirse a Cristo.
• Los santos sabían que los pecados de los hombres oprimieron a Humanidad Santísima de Jesucristo, y quisieron expiar por sus propios pecados y por los pecados de los de los demás, uniéndose a su Cruz, por amor, libremente, mediante la mortificación.
• La mortificación cristiana puede ser de muchos tipos.
• San Agustín
“Esa cruz que el Señor nos invita a llevar, para seguirle más deprisa ¿qué significa sino la mortificación?” Epist. 243, 11

• San Gregorio Magno
"Pasó el tiempo de las persecuciones, pero también nuestra paz tiene un martirio propio: no doblamos ya nuestro cuello bajo el hierro, pero con la espada del espíritu nosotros mismos matamos los deseos carnales de nuestra alma".

• Santa Brígida:
"Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras."

• San Francisco de Borja
"Para poder sufrir más, Cristo no abrió enseguida su costado. Lo abrió después de morir, para revelar el amor de su corazón, para enseñarnos que el amor no se hace espiritualmente presente antes de la muerte del hombre viejo que vive en nosotros según la carne."

• Santa Teresa de Jesús
"El amor de Dios se adquiere resolviéndonos a trabajar y a sufrir por Él".

• San Juan de la Cruz
"El amor no consiste en grandes cosas, sino en tener grande desnudez y padecer por el Amado"
El Señor se le apareció con la cruz a cuestas y le dijo: "Juan, pídeme lo que quieras", El Santo respondió: " Padecer, Señor, y ser por Vos despreciado".

• San Francisco de Sales
"El corazón lleno de amor ama los mandamientos, y cuanto más difíciles son, los encuentra más dulces y agradables, porque complacen más el Amado y le dan más honor."
"Hay que dejar que rodeen nuestro cerebro las espinas de las dificultades, y dejar traspasar nuestro corazón por la lanza de la contradicción; beber la hiel y tragar el vinagre, ya que eso es lo que Dios quiere".
"Besad de corazón frecuentemente las cruces que Nuestro Señor mismo pone sobre vuestros hombros; no miréis si son de madera preciosa o perfumada; ellas son más cruz cuanto sean de una madera más vil, abyecta y maloliente".

• San Luis María Griñón de Monfort
"En efecto, toda la perfección cristiana consiste:
1. En querer ser santo: "El que quiera venirse conmigo"
2. En abnegarse: "que reniegue de sí mismo"
3. En padecer: "que cargue con su cruz"
4. En obrar: "y me siga" (Amigos de la Cruz)

• Santa Micaela del Santísimo Sacramento
"Los santos no nacieron santos; llegaron a la santidad después de una larga continuidad de vencimientos propio."

• Santa Gema Galgani
"Jesús, Dueño mío... Cuando mi cabeza se acerque a la tuya, hazme sentir el dolor de las espinas que te punzaron. Cuando mi pecho se recline sobre el tuyo, haz que yo sienta la lanzada que te traspasó”.

• San Josemaría Escrivá
“Si no eres mortificado nunca serás alma de oración”. Camino n. 172.
“Esa palabra acertada, el chiste que no salió de tu boca; la sonrisa amable para quien te molesta; aquel silencio ante la acusación injusta; tu bondadosa conversación con los cargantes y los inoportunos; el pasar por alto cada día, a las personas que conviven contigo, un detalle y otro fastidiosos e impertinentes... Esto, con perseverancia, sí que es sólida mortificación interior”. Camino, n. 173.
“Busca mortificaciones que no mortifiquen a los demás”. Camino, n. 179.

5. Incomprensiones: la cruz “escándalo para los gentiles”

• Desde el siglo I han ido surgiendo ideologías que no comprenden el sentido novedoso de la mortificación cristiana:

• El paganismo. Los cristianos actuales sufren la misma incomprensión que los primeros cristianos, que vivían en un mundo pagano y decadente, donde se daba, igual que ahora, un gran naturalismo libertino. No comprendían el mensaje nuevo y liberador del cristianismo, que ayuda a superar las tendencias del hombre viejo.
• El pesimismo luterano, con raíces en el siglo XVI, que piensa que la naturaleza humana está insanablemente corrompida.
• El materialismo marxista del siglo XIX o el ideario consumista del pasado XX.
• Y otras viejas teorías del siglo XVIII y XIX, como el positivismo cientifista.
• Aunque estas doctrinas estén trasnochadas o superadas, siguen vigentes algunos de sus tópicos, asumidos acríticamente por muchos.
Uno de esos tópicos –que se repiten desde los primeros siglos del cristianismo— es la burla intolerante ante la mortificación cristiana.
— Se conservan inscripciones denigratorias del mundo romano, como el dibujo de un burro crucificado para insultar a los cristianos.
— Esa tradición intolerante y esa falta de respeto ante las creencias religiosas de los demás se perpetúa hoy en diversos medios de comunicación.


6. La mortificación y la penitencia “interior” y “exterior”.

• Los santos han vivido la mortificación que llamaremos interior —sufrir con paciencia y humildad, por amor a Jesús (que también los sufrió), desprecios y humillaciones— y la mortificación que denominamos exterior (ayunos y prácticas de mortificación corporal), recordando siempre que esta mortificación exterior sin la mortificación interior es falsa.

• La mortificación interior reviste miles de formas: millones de cristianos que viven abrazados a la Cruz de Cristo, aceptando y amando, en la normalidad de su vida corriente, la Cruz que Dios ha depositado sobre sus hombros: padres que ven como sus hijos son presa de la droga; padres que cuidan por amor, durante años, a sus hijos imposibilitados o ancianos con enfermedades degenerativas; personas que sufren trastornos mentales o físicos muy dolorosos; hombres y mujeres que sufren el cáncer, en sus diversas formas; que padecen la injusticia o la pobreza, que no les permite alimentar a sus hijos; o que conocen los estragos de la guerra, o del terrorismo, con la desaparición de seres queridos...

7. La mortificación interior según los santos

• La mortificación y penitencia más genuina del cristiano es la interior.
• Es el “martirio a alfilerazos” del que hablaba santa Teresa de Liseux: vencimiento en pequeñas cosas de cada día, sufridas por amor a Dios.
• Los santos sitúan la mortificación interior, aceptada o buscada por amor a Cristo, muy por encima de la mortificación corporal exterior (ayunos, uso de cilicios, disciplinas, etc.)

• San Francisco de Sales
"El grado mas perfecto de humildad es complacerse en los menosprecios y humillaciones. Vale mas delante de Dios un menosprecio sufrido pacientemente por su amor, que mil ayunos y mil disciplinas."

• San Josemaría:
“No te vences, no eres mortificado, porque eres soberbio. -¿Que tienes una vida penitente? No olvides que la soberbia es compatible con la penitencia... —Más razones: la pena tuya, después de la caída, después de tus faltas de generosidad, ¿es dolor o es rabieta de verte tan pequeño y sin fuerzas? —¡Qué lejos estás de Jesús, si no eres humilde..., aunque tus disciplinas florezcan cada día rosas nuevas! ” Camino n. 200

En este párrafo –con algunas líneas subrayadas— el santo de la vida cotidiana recuerda el marco habitual de la mortificación y de la penitencia cristiana:

“Pídele al Señor que te ayude a fastidiarte por amor suyo; a poner en todo, con naturalidad, el aroma purificador de la mortificación; a gastarte en su servicio sin espectáculo, silenciosamente, como se consume la lamparilla que parpadea junto al Tabernáculo. Y por si no se te ocurre ahora cómo responder concretamente a los requerimientos divinos que golpean en tu corazón, óyeme bien.
Penitencia es el cumplimiento exacto del horario que te has fijado, aunque el cuerpo se resista o la mente pretenda evadirse con ensueños quiméricos.
Penitencia es levantarse a la hora.
Y también, no dejar para más tarde, sin un motivo justificado, esa tarea que te resulta más difícil o costosa.
La penitencia está en saber compaginar tus obligaciones con Dios, con los demás y contigo mismo, exigiéndote de modo que logres encontrar al tiempo que cada cosa necesita.
Eres penitente cuando te sujetas amorosamente a tu plan de oración, a pesar de que estés rendido, desganado o frío.
Penitencia es tratar siempre con la máxima caridad a los otros, empezando por los tuyos.
Es atender con la mayor delicadeza a los que sufren, a los enfermos, a los que padecen.
Es contestar con paciencia a los cargantes e inoportunos.
Es interrumpir o modificar nuestros programas, cuando las circunstancias –los intereses buenos y justos de los demás, sobre todo– así lo requieran.
La penitencia consiste en soportar con buen humor las mil pequeñas contrariedades de la jornada;
en no abandonar la ocupación, aunque de momento se te haya pasado la ilusión con que la comenzaste;
en comer con agradecimiento lo que nos sirven, sin importunar con caprichos.
Penitencia, para los padres y, en general, para los que tienen una misión de gobierno o educativa, es corregir cuando hay que hacerlo, de acuerdo con la naturaleza del error y con las condiciones del que necesita esa ayuda, por encima de subjetivismos necios y sentimentales.
El espíritu de penitencia lleva a no apegarse desordenadamente a ese boceto monumental de los proyectos futuros, en el que ya hemos previsto cuáles serán nuestros trazos y pinceladas maestras. ¡Qué alegría damos a Dios cuando sabemos renunciar a nuestros garabatos y brochazos de maestrillo, y permitimos que sea El quien añada los rasgos y colores que más le plazcan! (San Josemaría, Amigos de Dios).


8. Las prácticas de mortificación exterior, corporal.

• Estas prácticas buscan la unión con Cristo.
• No son, en modo alguno, un esfuerzo estoico o masoquista, o un soberbio dominio de sí mismo.
• Los fines de la penitencia corporal exterior son los mismos que los del Calvario y de la Misa: Cristo padeció por nosotros, dándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas (I Petr. II, 21).

• Algunas practicas de mortificación y penitencia corporal, “exteriores”.
• El pueblo cristiano vive en la actualidad muchas prácticas de mortificación exterior y de diversas maneras:

• Salir en procesión durante la Semana Santa. Millares de fieles cristianos viven esta mortificación, que consiste en acompañar durante horas, con el rostro cubierto, descalzos, etc., al Señor en los días de su Pasión. Esta práctica de penitencia se vive especialmente en países como Italia, España, en muchas naciones de América y en Filipinas. Está muy enraizada en el sentir popular.

• Ir en peregrinación, caminando, soportando el frío, el polvo, el viento y las incomodidades del viaje, como han hecho, por ejemplo, desde hace muchos siglos —y en la actualidad, con renovado ímpetu— tantos verdaderos peregrinos del Camino de Santiago: personas de todos los países del mundo que caminan, ofreciendo sus penalidades, durante semanas, días o meses.

• Ayunar. La Iglesia enseña que se debe ayunar en determinadas circunstancias (Cuaresma, Miércoles de Ceniza, Viernes Santo); pero hay muchos cristianos que ayunan en otras ocasiones, por amor a Cristo; o se privan de pequeños gustos (tabaco, distracciones, etc.)

• Dormir en el suelo, uso del cilicio y de las disciplinas. Estas prácticas forman parte de la tradición de la Iglesia, que las ha ido purificando de excesos a lo largo de los siglos.
— Muchos sacerdotes, religiosos y laicos las viven en la actualidad.
— Los santos han recordado siempre a los cristianos que las usan que deben vivirse con profunda humildad y moderadas en la dirección espiritual.
— San Ignacio de Loyola las denominaba “penitencias externas” en sus famosos Ejercicios, nº 87.
— Se viven con diversas formulaciones según los diversos carismas de la Iglesia.
—Estos objetos de mortificación suelen estar a la venta en los monasterios.

— cilicio
• Tiene origen bíblico: «cubrirse de cilicio y de ceniza».
• Se llama así porque la materia provenía especialmente de Cilicia: un vestido de piel de cabra o de camello que, al contacto con la piel, era un instrumento de penitencia.
• Parece que fue santa Catalina de Siena la que difundió y comenzó la versión moderna: una cadena metálico con puntas
• Es la más conocida, como pone de manifiesto el habla coloquial-
• Con respecto al cilicio, afirma el estudioso Louis Gougaud: “Una mirada a las vidas de los santos modernos lleva a afirmar que no estamos en manera alguna ante una mortificación perimée ”(desfasada, superada).

— disciplinas
• Los autores espirituales las llaman “disciplinas de devoción”.
• Como toda mortificación corporal, busca unir el alma con Cristo y dominar la sensualidad
• San Francisco de Sales las recomendó a los laicos como devoción privada en su libro Introducción a la vida devota: “La disciplina encierra eficacia maravillosa para despertar el deseo de la devoción cuando se toma moderadamente”.

9. Confusiones terminológicas
• Las mortificaciones corporales son como un medio de transporte que une con Dios. Muchas personas detestan viajar en avión, o se marean en el autobús, pero lo hacen, pasando un mal trago, para unirse con sus seres queridos.
• Por esa razón, no se debe confundir la penitencia con otras realidades del mundo contemporáneo, que se denominan de igual modo. El fin de la penitencia no es el sufrimiento, sino el amor y la unión con Cristo.
• Lógicamente, si no se valora el amor a Cristo y se valora mucho, por ejemplo, la propia imagen corporal, no se entenderá el hecho de privarse de algo por amor a Cristo y a los demás, mientras que se entenderá perfectamente el hecho de privarse de algo por mantener una silueta perfecta.

Conviene no confundir estos términos:
• Ayuno: Hay miles de personas que siguen en la actualidad unas dietas estrictas, que ayunan y sufren muchísimo para adelgazar o conseguir una buena forma física: pero esto no es el ayuno cristiano.
• Esfuerzos físicos. Millones de hombres y mujeres hacen maratones, o realizan grandes esfuerzos físicos (escaladas, alpinismo etc.), que les ocasionan penalidades y sufrimientos que padecen y aceptan por gusto, o por amor al deporte. El mismo hecho –ir a Santiago- puede ser para una persona una peregrinación y para otra, una simple excursión. Depende de su actitud interior: en todo caso, la mortificación cristiana no se reduce a un simple “esfuerzo físico”.
• Dormir en el suelo. No es lo mismo hacerlo, obviamente, por corredimir por Cristo, que por deporte. Además, para muchos montañeros constituye un verdadero gozo dormir en el suelo en el monte.
• Disciplinas: en ocasiones, las llamadas “disciplinas deportivas” requieren más sufrimiento y esfuerzo que el uso del cilicio o las disciplinas por los cristianos. Por no hablar de los sufrimientos que exigen determinadas operaciones quirúrgicas a las que se someten —perdiendo la vida en ocasiones— muchas personas por mera cuestión de imagen.
Se han difundido fantasías, aceptadas a veces con excesiva credulidad, sobre las penitencias corporales de los cristianos, siguiendo una tradición que comenzó en la Roma pagana. Esas fantasías pintan el uso del cilicio o de las disciplinas de modo exagerado, como grandísimas y terribles mortificaciones corporales, cuando de hecho no lo son.

JMC

sábado, 23 de febrero de 2008

Para hacer oración


Una propuesta para hacer oracion esta cuaresma


Para hacer oración

+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
-Envía tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la tierra.
-Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.



Acto de fe:
Señor, creo que tú estás aquí, dentro de mí. No te veo, ni te oigo, ni te siento, pero creo que sí estás realmente aquí. No hay ningún rincón de mi cuerpo o de mi alma escondido para ti, pues tú me penetras totalmente con la luz de tu inteligencia. Creo todo lo que tú me enseñas por medio de tu Palabra y por medio de la santa Iglesia Católica.

Acto de esperanza:
Confío en ti, Señor. Sé que miles de personas confían en otras cosas como dinero, prestigio, posición social, sus propias cualidades.... Pero yo confío únicamente en ti. Sé que nunca me vas a fallar y que siempre eres fiel. Espero en ti para la salvación de mi alma y que me darás todo lo necesario para alcanzar la vida eterna.

Acto de caridad:
Te amo, Señor, porque eres infinitamente amable. Quiero amarte con toda mi inteligencia, con toda mi voluntad, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Quiero amarte como tú me amaste, con un amor hecho de esfuerzo y entrega. Te ofrezco esta meditación como una manifestación de mi amor. Quédate conmigo durante la meditación y durante toda mi jornada.

Acto de humildad:
Me doy cuenta, Señor, que no soy nada. Soy lo que soy delante de ti. No soy más porque los hombres me alaben, o menos porque me vituperen. Ayúdame a darme cuenta de mi miseria física, moral y espiritual. Si produzco fruto en mi vida es porque tú me das tu gracia. Perdóname mis pecados, que son muchos. He traicionado tu amor tantas veces...

Acto de entrega:
Yo me consagro una vez más a ti, Señor. Aquí tienes mi boca para hablar las palabras que tú quieres que hable; tienes mis pies para llevarme a donde tú quieres que vaya; tienes mi mente para que piense lo que tú deseas que piense. Te ofrezco mi corazón para que tú ames en mí a todos los hombres con los cuales me encuentre hoy.

Acto de gratitud:
Te agradezco, Señor, por haberme creado, por haberme llamado a la fe católica. Te agradezco especialmente por todas las veces que me protegiste y no me dejaste caer en pecado. Te agradezco, de antemano, el fruto que deseo sacar en esta meditación.

Meditar un texto sagrado.

lunes, 18 de febrero de 2008

Oracion para alcanzar la humildad


Oracion para alcanzar la humildad -Santa Teresa del Niño Jesus

Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, Tú nos dijiste: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y vuestra alma encontrará descanso. Mi alma encuentra en Ti su descanso al ver cómo te rebajas hasta lavar los pies a tus apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme a practicar la humildad: Os he dada ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro... Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero practicarlas con la ayuda de tu gracia.

Te ruego, divino Jesús, que me envíes una humillación cada vez que yo intente colocarme por encima de las demás. Yo sé bien Dios mío, que al alma orgullosa tú la humillas y que a la que se humilla le concedes una eternidad gloriosa; por eso, quiero ponerme en el último lugar y compartir tus humillaciones, para tener parte contigo en el reino de los cielos.

Pero Tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: ¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!

Amen

sábado, 16 de febrero de 2008

II Domingo de Cuaresma : Evangelio


Del Santo Evangelio segun San Mateo(17:1-9):

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.»
Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo.»
Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»

martes, 12 de febrero de 2008

El mejor remedio para el alma, la Reconciliación


El mejor remedio para el alma, la Reconciliación
Tomado de Arzobispado de Lima Org




La misericordia infinita de Dios no puede ser negada por los hombres. El ser humano al pecar rompe la amistad con Dios, su Creador, y lo ofende, lo que se traduce en una ofensa de gran magnitud. Pero es Dios mismo quien, a pesar de haber sido ofendido, le ofrece su perdón para que no muera a la vida eterna sino para que viva. Para ello, solamente es necesaria una conversión interior. Se podría decir que sólo se requiere un cambio de vida, un volverse hacia Él. De ahí la necesidad de la penitencia.




La Penitencia


Penitencia en su sentido etimológico, viene del latín "poenitere" que significa tener pena, arrepentirse. Cuando hablamos teológicamente, este término se utiliza tanto para hablar de una virtud, como de un sacramento.

Como virtud moral: Esta virtud moral hace que el pecador se sienta arrepentido de los pecados cometidos, que tenga el propósito de no volver a caer y hacer algo en satisfacción por haberlos cometido. Cristo nos llama a la conversión y a la penitencia, pero no con obras exteriores sino a la conversión del corazón, a la penitencia interior. De otro modo, sin esta disposición interior todo sería inútil. (Cfr. Is. 1, 16-17; Mt. 6, 1-6; 16-18)

Cuando hablamos teológicamente de esta virtud, no nos referimos únicamente a la penitencia exterior, sino que esta reparación tiene que ir acompañada del dolor de corazón por haber ofendido a Dios. No sería válido pedirle perdón por una ofensa a un jefe por miedo de perder el trabajo, sino que hay que hacerlo porque al faltar a la caridad, hemos ofendido a Dios. (Cfr. Catec. no. 1430 -1432)

Todos debemos de cultivar esta virtud que nos lleva a la conversión. Los medios para cultivar esta virtud son: la oración, confesarse con frecuencia, asistir a la Eucaristía -fuente de las mayores gracias-, la práctica del sacrificio voluntario dándole un sentido de unión con Cristo y acercándose a María.

Como sacramento: La virtud nos lleva a la conversión. Como sacramento es uno de los siete sacramentos instituidos por Cristo que perdona los pecados cometidos contra Dios -después de haberse bautizado-, y obtiene la reconciliación con la Iglesia, a quien también se ha ofendido con el pecado, al pedir perdón por los pecados ante un sacerdote. Esto fue definido por el Concilio de Trento como verdad de fe. (Cfr. L.G. 11). A este sacramento se le llama sacramento de "conversión", porque responde a la llamada de Cristo a convertirse, de volver al Padre y la lleva a cabo sacramentalmente. Se llama de "penitencia" por el proceso de conversión personal, de arrepentimiento y de reparación que tiene el cristiano. También es una "confesión", porque la persona confiesa sus pecados ante el sacerdote, requisito indispensable para recibir la absolución y el perdón de los pecados graves.

El nombre de "Reconciliación" se debe a que reconcilia al pecador con el amor del Padre. Él mismo nos habla de la necesidad de la reconciliación. "Ve primero a reconciliarte con tu hermano". (Mt. 5,24) (Cfr. Catec. Nº. 1423 -1424).

El sacramento de la Reconciliación o Penitencia y la virtud de la penitencia están estrechamente ligados, pues para acudir a este sacramento es necesaria la virtud de la penitencia que nos lleva a tener ese sincero dolor de corazón.

La Reconciliación es un verdadero sacramento porque en él están presente los elementos esenciales de todo sacramento, es decir, el signo sensible, el haber sido instituido por Cristo y porque confiere la gracia.

Este sacramento es uno de los dos llamados de "curación" porque sana el espíritu. Cuando el alma está enferma debido al pecado grave, se necesita el sacramento que le devuelva la salud para que la cure. Jesús perdonó los pecados del paralítico y le devolvió la salud del cuerpo. (Cfr. Mc. 2, 1-12).

Cristo instituyó los sacramentos y se los confió a la Iglesia -fundada por Él-, por lo tanto la Iglesia es la depositaria de este poder, ningún hombre por sí mismo puede perdonar los pecados. Como en todos los sacramentos, la gracia de Dios se recibe en la Reconciliación ex opere operato -obran por la obra realizada- siendo el ministro el intermediario. La Iglesia tiene el poder de perdonar todos los pecados.

En los primeros tiempos del cristianismo, se suscitaron muchas herejías respecto a los pecados. Algunos decían que ciertos pecados no podían perdonarse, otros que cualquier cristiano bueno y piadoso los podía perdonar, etc. Los protestantes fueron unos de los que más atacaron la doctrina de la Iglesia sobre este sacramento. Por ello, El Concilio de Trento declaró que Cristo comunicó a los apóstoles y sus legítimos sucesores la potestad de perdonar realmente todos los pecados (Dz. 894 y 913).

La Iglesia, por este motivo, ha tenido la necesidad, a través de los siglos, de manifestar su doctrina sobre la institución de este sacramento por Cristo, basándose en sus obras, preparando a los apóstoles y discípulos durante su vida terrena, perdonando los pecados al paralítico en Cafarnaúm (Lc. 5, 18-26), a la mujer pecadora (Lc. 7, 37-50)… Cristo perdonaba los pecados, y además los volvía a incorporar a la comunidad del pueblo de Dios.

El poder que Cristo le otorgó a los apóstoles de perdonar los pecados implica un acto judicial (Concilio de Trento), pues el sacerdote actúa como juez, imponiendo una sentencia y un castigo. Sólo que en este caso la sentencia es siempre el perdón si es que el penitente ha cumplido con todos los requisitos y tiene las debidas disposiciones. Todo lo que ahí se lleva a cabo es en nombre y con la autoridad de Cristo.

Solamente si alguien se niega -deliberadamente- a acogerse a la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento estará rechazando el perdón de los pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo y no será perdonado. "El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado eterno" (Mc. 3, 29). Esto es lo que llamamos el pecado contra el Espíritu Santo. Esta actitud tan dura nos puede llevar a la condenación eterna. (Cfr. Catec. nº. 1864)




Institución


Después de la Resurrección estaban reunidos los apóstoles -con las puertas cerradas por miedo a los judíos-, se les aparece Jesús y les dice: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo los envío. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid al Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos". (Jn. 20, 21-23). Este es el momento exacto en que Cristo instituye este sacramento. Cristo, que nos ama inmensamente en su infinita misericordia, otorga a los apóstoles el poder de perdonar los pecados. Jesús les da el mandato de continuar la misión para la que fue enviado: el perdonar los pecados.

No pudo hacernos un mejor regalo que darnos la posibilidad de liberarnos del mal del pecado. Dios le tiene a los hombres un amor infinito, Él siempre está dispuesto a perdonar nuestras faltas. Vemos a través de diferentes pasajes del Evangelio como se manifiesta la misericordia de Dios con los pecadores (Cfr. Lc. 15, 4-7; Lc.15, 11-31). Cristo, conociendo la debilidad humana, sabía que muchas veces nos alejaríamos de Él por causa del pecado. Por ello, nos dejó un sacramento muy especial que nos permite la reconciliación con Dios. Este regalo maravilloso que nos deja Jesús es otra prueba más de su infinito amor.




Los actos del penitente


El examen de conciencia es el primer paso para prepararse a recibir el perdón de los pecados. Se debe de hacer en silencio, de cara a Dios, revisando las faltas cometidas como cristianos, revisando los Mandamientos de la Ley de Dios, de la Iglesia y nuestros deberes de estado (de hijos, padres, esposos, estudiantes, amigos, empleadores, empleados, etc.). Hay que revisar las acciones moralmente malas (pecados de comisión) y las buenas que se han dejado de hacer (pecados de omisión).

Primeramente hay que reconocer nuestras faltas. Si pensamos que no tenemos pecados, nos estamos engañando, o no los queremos reconocer a causa de nuestra soberbia que no quiere admitir las imperfecciones en nuestra vida, o puede suceder que estamos tan acostumbrados a ellos que ya ni cuenta nos damos cuando pecamos. Uno de los efectos del pecado es la ofuscación de la inteligencia. Una vez reconocidos nuestros pecados, tenemos que pedir perdón por ellos. No hay pecado que no pueda ser perdonado, si nos acogemos a la misericordia de Dios con un corazón arrepentido y humillado.

El acto más importante que debe hacer un penitente es la "contrición", "dolor de corazón" o "arrepentimiento". Este es un acto de la voluntad que procede de la razón iluminada por la gracia y que demuestra el dolor de alma por haber ofendido a Dios y el aborrecimiento de todo pecado. (Concilio de Trento; Catec. Nº. 1451). No es necesario que haya signos externos del dolor de corazón, pues este arrepentimiento o contrición debe ser interno ya que proviene de la inteligencia y la voluntad y no debe ser un fingimiento externo, aunque hay que manifestarlo externamente confesando los pecados.

También ha de ser sobrenatural, tanto por su principio que es Dios que mueve al arrepentimiento como por los motivos que la suscitan. Tiene que ser universal porque abarca todos los pecados graves cometidos, no se puede pedir perdón por un pecado grave y por otro no. Asimismo, la persona debe de aborrecer el pecado a tal grado que esté dispuesto a padecer cualquier sufrimiento antes que cometer un pecado grave.

La contrición es "perfecta" cuando el arrepentimiento nace por amor a Dios. Esta contrición -por sí sola- perdona los pecados veniales. La contrición "imperfecta" o "dolor de atrición", nace por un impulso del Espíritu Santo, pero por miedo a la condenación eterna al pecado. De todas maneras es válida para recibir la absolución. El propósito de enmienda es la resolución que debemos tomar una vez que estamos arrepentidos, haciendo el propósito de no volver a pecar, mediante un verdadero esfuerzo. Este debe de ser firme, eficaz, poniendo todos los medios necesarios para evitar el pecado; y universal, es decir, rechazar todo pecado mortal.

El segundo acto más importante que se debe hacer es cumplir la penitencia que el sacerdote imponga como una forma de expiarlos. Esta penitencia debe ser impuesta según las circunstancias personales del penitente y buscando su bien espiritual. Debe de haber una relación entre la gravedad del pecado y el tipo de pecado. El no cumplir con alguno de estos actos invalida la confesión.




Frutos


Los frutos de este sacramento son muchos: Por este medio se perdonan todos los pecados mortales y veniales. De esta manera a los que tenían pecados graves, se puede decir que se les abren las puertas del cielo.

Se recuperan todos los méritos adquiridos por las buenas obras, perdidos al cometer un pecado grave o se aumentan si los pecados eran veniales.
Robustece la vida espiritual, por medio de la gracia sacramental, fortaleciendo el alma para la lucha interior contra el pecado, así evitando el volver a caer en lo mismo. Por ello, es tan importante la confesión frecuente.
Se obtiene la remisión parcial de las penas temporales como consecuencias del pecado. La Reconciliación perdona la culpa, pero queda la pena. En caso de los pecados mortales esta pena se convierte en temporal, en lugar de eterna y en el caso de los pecados veniales, según las disposiciones que se tengan se disminuyen.
Se logra paz y serenidad de la conciencia que se encontraba inquieta por el dolor de los pecados. Se obtiene un consuelo espiritual.



Obligaciones


Una vez confesados los pecados hay que cumplir la penitencia. Dado que hay que tener un propósito de enmienda, se deben hacer los esfuerzos necesarios para no reincidir en los pecados.




Las Indulgencias


Sabemos que todo pecado lleva una culpa y una pena. Dijimos que la confesión perdona la culpa, pero queda la pena que hay que expiarla de alguna manera, ya sea en esta vida o en la otra. Las indulgencias son un medio para la remisión de la pena temporal debida por los pecados y que la Iglesia otorga, siempre y cuando se cumplan unas condiciones.

Todo pecado necesita de una purificación, ya sea aquí o después de la muerte, en cuyo caso la purificación se lleva a cabo en el Purgatorio. Hay dos tipos de indulgencias: plenaria o parcial. La primera perdona toda la pena y la segunda solo una parte de la pena debida por los pecados.

Para poder adquirir las indulgencias es necesario estar en estado de gracia y cumplir con ciertos requisitos. En el caso de la plenaria, se necesita confesar y comulgar un tiempo antes o un tiempo después de haber realizado la acción prescrita, y orar por las intenciones del Papa. Para lograr la indulgencia parcial se necesita el estado de gracia y el arrepentimiento y el realizar la obra prescrita. Si no se cumplen con los requisitos de la plenaria o no hay las debidas disposiciones, la indulgencia plenaria se convierte en indulgencia parcial.

jueves, 7 de febrero de 2008

Sobre la los grupos llamados Evangelicos


Christus Dominus toma prestado este articulo esclarecedor sobre la realiadad de la doctrina de los grupos llamados Evangelicos.
Para ver el texto en su web original , pinchar aqui.

Carta a un hermano evangélico
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La Iglesia de Jesucristo

Curso "Verdades de la Fe Católica"
Viernes 13 mayo 2005

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis...


Carta a un hermano evangélico
Romualdo Olazábal
Webmaster tengoseddeti.org




Recibimos un email de un “hermano evangélico” con la siguiente carta donde, después de presentar lo que él considera son argumentos, nos invita a aceptar a Cristo Jesús, en quien él ha “creído y recibido”... a renglón seguido pueden leer la contestación que le enviamos a vuelta de correo...
Nota: la carta del hermano aparece integra, tal y como nos la envío, perdonen los errores, pero así la recibimos...




El hermano evangélico nos escribe...


ME gustaria decir que fui Catolico...
Dios en Cristo JEsus, Me revelo Que La religion Catolica es solamente Una Religion , y mucha gente no hace obras cristianas, creen que dando limosnas sus pecados son perdonados.. creen que un cura perdona pecados... Cuando es Cristo que los perdona y no un hombre...
No podemos conprar a Dios con dinero , ni con obras que hagamos, pues nuestras obras son trapos de inmundicia dice la biblia..
Yo no vivo una religion, sino el evangelio de JEsus, Soy Cristiano Evangelico.. Toda mi familia fue convertida ala denominacion evangelica..
La FE de Dios no es limitada, si creen que Dios solo hablo en tiempos biblicos estan equivocados, Dios habla Hoy en dia por voca de sus siervos.
Escuchen pueblo mio , y salgan de enmedio de ella si no salen de ella seran castigados junto con ella.
Conozco muy bien la doctrina Catolica, y sus versiones biblicas, conozco a sus PAPAS, se lo que creen...
Pero todo va encontra de la biblia..
Por eso MArtin Lutero Dios le revelo cuando visito roma, que la gente adoraba a idolos de hombres, y cargaban huesos de supuestamente santos, y los adoraban y oraban a ellos...
NO DICE LA BIBLIA : NO CONSULTARAS A ESPIRITU DE MUERTOS..
MARIA NO ES DIOS.. OH mAS QUE DIOS PUES ELLA MISMA ALABO A SU SALVADOR CRISTO. EN LUKAS 1:45-48...
ISAIAS 43:11, dice que Dios es el unico salvador y fuera de El no hay quien salve...
JESUS ES DIOS, SPIRITU SANTO ES DIOS, JEHOVA ES DIOS, EL ALTISIMO ES DIOS..
MARIA , PEDRO, PABLO, Ninguno de los siervos y siervas de DIOS no pueden salvar.
Dios les bendiga.. Pero la forma que ustedes piensan de nosotros los evangelicos no es asi.. PUES nosotros somos mas unidos y mas activos en la palabra los catolicos.
Espero que accepten a Cristo Jesus a Quien yo eh creido y recibido , nadie les puede Salvar en este mundo, Solo Cristo....




Nuestra contestación...


Estimado hermano...
Primero que nada, como no me explicas esto de que “Dios te reveló que la religión católica es solamente una religión”... y como no me dices cómo fue exactamente esta “revelación”... Pues voy a ir aclarando los puntos que nos presentas uno por uno... (Tus planteamientos aparecen en azul y mis comentarios en negro)


“mucha gente no hace obras cristianas, creen que dando limosnas sus pecados son perdonados.. creen que un cura perdona pecados... Cuando es Cristo que los perdona y no un hombre...”
Si buscas en tu Biblia el Evangelio según San Juan en el capítulo 20, versículos 21-23, encontrarás que después de la Resurrección los apóstoles estaban reunidos - con las puertas cerradas por miedo a los judíos - se les aparece Jesús y les dice...
“La paz con vosotros. Como el Padre me envío, también yo los envío.” Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid al Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedaran perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”
Como puedes ver en este pasaje del Evangelio, es Jesús quien le da el poder y la encomienda a los Apóstoles de perdonar o retener los pecados. Obviamente, si Jesús les da el poder de perdonar los pecados es porque el deseaba que los hombres fueran donde ellos a buscar ese perdón... Aún así, la Iglesia Católica entiende que el sacerdote, tanto en el Sacramento de la Reconciliación (Confesión) como en cualquiera de los otros Sacramentos, está representando a Cristo, cabeza de la Iglesia... Así que es Cristo quien perdona los pecados, a través del sacerdote...


“No podemos conprar a Dios con dinero , ni con obras que hagamos, pues nuestras obras son trapos de inmundicia dice la biblia..”
Es cierto cuando dices que no podemos “comprar” a Dios “con dinero, ni con obras que hagamos”... pero veamos lo que nos dice Santiago en su Carta, capítulo 2, versículos 14-26:
“¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
Y al contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe. ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres saber tú, insensato, que la fe sin obras es estéril? Abraham nuestro padre ¿no alcanzó la justificación por las obras cuando = ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? = ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y, por las obras, la fe alcanzó su perfección? Y alcanzó pleno cumplimiento la Escritura que dice: = Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia = y fue llamado amigo de Dios.»
Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles marchar por otro camino? Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”
O el mismo Jesús que en el “juicio de las naciones” nos dice claramente que seremos juzgados por nuestras obras... Evangelio según San Mateo, capítulo 25, versículos 31-46...
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”
Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.” Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.” E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»


“Yo no vivo una religion, sino el evangelio de JEsus, Soy Cristiano Evangelico.. Toda mi familia fue convertida ala denominacion evangelica..”
Querido hermano, lamento ser yo quien te dé la noticia, pero tú perteneces y vives una religión... la religión cristiana evangélica. “Vivir el Evangelio”, como tú dices, significa mucho más que palabras, significa aceptar TODA la enseñaza que Jesús le dio a sus Apóstoles... “Vivir el Evangelio” significa seguir a Cristo y tú, como te explicaré a lo largo de la carta, sigues a un pastor que no te muestra TODA la Verdad...


“La FE de Dios no es limitada, si creen que Dios solo hablo en tiempos biblicos estan equivocados, Dios habla Hoy en dia por voca de sus siervos.”
Tienes mucha razón... Creo firmemente que Dios sigue hablado hoy día como lo ha hecho por más de dos mil años a través de Su Iglesia... Pero la diferencia entre tú y yo, es que escuchamos la voz de Dios en lugares diferentes... Recuerda las palabras de Jesús en Mateo, capítulo 7, versículos 15-23...
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.»
«No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; = apartaos de mí, agentes de iniquidad!”»


“Conozco muy bien la doctrina Catolica, y sus versiones biblicas, conozco a sus PAPAS, se lo que creen... Pero todo va encontra de la biblia..”
Dices que conoces “muy bien” la Doctrina Católica, etc... ¿Cómo la conoces? ¿Qué o quién te da la autoridad para juzgar lo que creemos los católicos? O más aún, ¿para acusarnos de que vamos en contra de la Biblia?
Primero, ¿sabes tú cómo surgió la Biblia? No me refiero a que fue escrita por los apóstoles, evangelistas, etc... Si no a que la Biblia es un conjunto de libros diferentes... ¿Cómo y quién los agrupó en un solo libro y les puso el nombre de “La Biblia”? ¿Acaso no sabes la respuesta?
El Canon Bíblico, o los libros que se consideraban inspirados por Dios, quedó establecido por primera vez en el Concilio de Hipona en el año 393 y luego fue ratificado por el Concilio de Cartago en el año 397 y confirmado nuevamente por el Concilio de Trento el 8 de abril de 1546...
Hermano, si hoy tienes una Biblia en que apoyarte, se la debes a la Iglesia Católica... El mismo Martín Lutero lo reconoció en su Comentario sobre San Juan cuando dijo: "Estamos obligados de admitir a los Papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta".
Como ves, la Iglesia Católica es más Bíblica de lo que pensabas... las únicas diferencias entre nuestra Biblia Católica y tu Biblia Protestante es que a la tuya le faltan 7 libros que Lutero “eliminó” – Macabeos 1 y 2, Tobías (o Tobít), Judit, Baruc, Sabiduría y Eclesiástico (o Sirácides)...


“Por eso MArtin Lutero Dios le revelo cuando visito roma, que la gente adoraba a idolos de hombres, y cargaban huesos de supuestamente santos, y los adoraban y oraban a ellos... NO DICE LA BIBLIA : NO CONSULTARAS A ESPIRITU DE MUERTOS..”
Estos comentarios sólo muestran lo poco que conoces la Doctrina Católica... esos son sólo argumentos de pastor fundamentalista que quiere retener a su feligresía a base de miedo y mentiras... La protesta de Lutero no tuvo nada que ver con idolatría, inclusive, te sorprenderá saber que Martín Lutero era “Mariano” y amaba y veneraba a la Virgen María...
Debo decirte que NINGÚN CATÓLICO que conozca su fe adora a ídolos, santos, etc... Para nosotros, los santos son personas que vivieron una vida de virtud que es digna de admiración y nos sirven de ejemplo para tratar de ser mejores cristianos... Los católicos no oran A los santos (lo mismo aplicará a la Virgen María cuando lleguemos a ella en un momento), los católicos oran CON los santos... Todas nuestras oraciones van dirigidas a Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), pero creemos y sabemos que los santos (y la Virgen) pueden interceder por nosotros ante Jesucristo, tal y como tú le pides a tu pastor que ore e interceda por ti...
Claro, me dirás que ellos están muertos, ¿cómo van a orar por nosotros? Si buscas en el Apocalipsis, capítulo 5, versículos 7-8, encontrarás...
“Y se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.”
La razón por la que los evangélicos como tú tildan a los católicos de idolatras es que nosotros tenemos “imágenes” que nos ayudan a dirigir nuestras oraciones a Dios, directamente o a través de los santos y la Virgen... Se nos acusa de idolatras basados en la prohibición que Yahveh hace a su pueblo en Éxodo 20, 2 y siguientes: “Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra”...
Sin embargo no se dan cuenta que también es Dios quien 5 capítulos más adelante manda a Moisés a hacer un santuario (templo) y ¡dos querubines de oro! Hermano, estas son dos IMÁGENES de ángeles... si no lo has leído puedes encontrarlo en Éxodo, capítulo 25, versículos 18 y siguientes...
“Harás, además, dos querubines de oro macizo; los harás en los dos extremos del propiciatorio: haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarán un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos”...
O cuando en Números, capítulo 21, versículos 8 y siguientes, Yahveh le manda a Moisés a hacer una serpiente de bronce...
“Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.» Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida”...


Tú dices en tu email que María no es Dios y me haces referencia al Evangelio según San Lucas: “MARIA NO ES DIOS.. OH mAS QUE DIOS PUES ELLA MISMA ALABO A SU SALVADOR CRISTO. EN LUKAS 1:45-48...”
Veamos ese pasaje que tú mismo me señalas, pero vamos a verlo desde el principio, cuando María llega donde su prima Isabel... me refiero al Evangelio según San Lucas, capítulo 1, desde el versículo 39 hasta el 56...
“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador = porque = ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, = Santo es su nombre = y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. = Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. = Derribó a los potentados = de sus tronos = y exaltó a los humildes. = A los hambrientos colmó de bienes = y despidió a los ricos sin nada. = Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.» María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.”
María tiene una relación especialísima con Dios, ella ha sido escogida por Dios Padre... aunque no vimos los versículos anteriores, donde habla de la anunciación del ángel a María, estoy seguro que sabes que el ángel le dice “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”... y le dice que ha encontrado “gracia” delante de Dios...
María ha recibido la plenitud del Espíritu Santo... también lo ha dicho el ángel: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”... Además podemos ver la acción del Espíritu Santo en ese canto de alabanza a Dios que tanto te ha gustado en Lucas 1:45-48...
Pero María también tiene una relación muy grade y especial con Jesús... ¡ella es SU MADRE!, o como dice Isabel, “la madre de mi Señor”... y si María es la MADRE DE MI SEÑOR Y TU SEÑOR, ¿no merecerá un trato especial de nuestra parte? Algo así como lo que hizo Isabel, que se sintió indigna de que María fuera a visitarla...
Por último, en ese canto de alabanza que María hace a Dios y que te gusta tanto, precisamente en uno de los versículos que tú señalas (Lucas 1:48) dice: “por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”... y me pregunto, ¿tú llamas bienaventurada a María? ¿Le rindes esa veneración especial que pide la Biblia?


“ISAIAS 43:11, dice que Dios es el unico salvador y fuera de El no hay quien salve... JESUS ES DIOS, SPIRITU SANTO ES DIOS, JEHOVA ES DIOS, EL ALTISIMO ES DIOS.. MARIA , PEDRO, PABLO, Ninguno de los siervos y siervas de DIOS no pueden salvar.”
Como San Pablo, los católicos pensamos que Cristo es el Único Mediador entre Dios y los hombres, tal como dice la primera carta a Timoteo, capítulo 2, versículos 5 y 6...
“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos”...
Si te fijas, San Pablo está diciendo que Jesús es el único mediador porque se entregó como rescate por nosotros... o sea, que todo el que se salva, se salva por lo méritos de Cristo, por su Pasión y Muerte, por Su Sangre derramada... pero esto no significa que otras personas, sea tu pastor o mi sacerdote, tus hermanos evangélicos o los míos católicos, o la Virgen María y los santos, puedan interceder por nosotros ante Cristo Jesús... Estoy seguro que en más de una ocasión le has pedido oración a tu pastor, de igual modo, yo acudo a María, la “Madre de mi Señor”...


Para ir terminando, dices que ustedes los evangélicos son más “unidos” y activos que los católicos... Es curioso, ¿cuándo dices unidos, a cual de las más de 30,000 denominaciones evangélicas y protestantes te refieres?
Si te fijas, cuando citamos el Evangelio según San Mateo con relación a los falsos profetas dijimos, “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”...
“POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS”... dime, ¿sabes cuáles son los frutos del Espíritu? Gálatas 5:22-23 dice, “En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí”... Lo siento, pero no es el Espíritu lo que yo veo en las iglesias protestantes y evangélicas cuando cada una interpreta la Biblia a “su manera” y cada una alega que ha sido inspirada por el Espíritu o que Dios se lo ha revelado, como tú mismo dices al comienzo de tu carta...
Jesús quiso una Iglesia unida... “También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor”... (Juan 10:16)
Bajo la cabeza de Pedro... “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro (piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades (error) no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”... (Mateo 16:17-19)
“Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»” (Juan 21:15-17)
Hermano, está claro que la ÚNICA IGLESIA que fue fundada por Jesús sobre la cabeza de Pedro y de los Apóstoles es la Iglesia Católica... esta es la ÚNICA IGLESIA que tiene una historia de dos mil años... UNA SOLA IGLESIA y UN SOLO PASTOR, Cristo Jesús representado en la figura del Papa... y como ves, las puertas del Hades no han podido contra ella...


Hermano, quisiera poder llamarte por tu nombre, pero no lo pusiste en tu carta... no se puede seguir a Cristo lejos de SU IGLESIA... el gran reto no es aceptarlo, sino vivir la vida SIENDO REFLEJO DE ESE A QUIEN HEMOS ACEPTADO...


Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo te bendigan hoy y siempre... y María Santísima te guié y te proteja en tu caminar hacia Dios...
Romualdo Olazábal
Webmaster tengoseddeti.org

miércoles, 6 de febrero de 2008

6 de Febrero: Miercoles de Ceniza


Hoy es Miercoles de Ceniza. Comienzan 40 dias intensisimos para la vida del cristiano , 40 dias para conformarse a Cristo total y plenamente.
Durante estas jornadas desde Christus Dominus os propondemos diversos texto para profundizar en el misterio de los 40 dias de Jesus en el disierto.
Especialmnte se presentaran textos sobre el Sacramento de la Penitencia y sobre la Eucaristia.


Roguemos a Dios para vivir esta Cuaresma santamente y con la mirada solamente puesta en Cristo para celebrar , purificados y llenos de gozo la Pascua, la Resurreccion de Cristo.

Hoy es Miercoles de Ceniza : Polvo eres y en polvo te convertiras , ¡Conviertete y cree en el Evangelio!