viernes, 23 de noviembre de 2007

¡Ámame como eres!-Palabras alentadoras de Jesús al alma


Conozco tu miseria, los combates y las tribulaciones de tu alma, la debilidad y las enfermedades del cuerpo; conozco tu cobardía, tus pecados, sus fallas y, sin embargo, te digo: «Dame tu corazón, ámame como eres…»

Si esperas ser un ángel para abandonarte al Amor, nunca me amarás. Aunque recaigas a menudo en esas faltas que tú quisieras no haber cometido jamás; aunque seas cobarde y en la práctica de la virtud, no te permito que no me ames.

Ámame tal como eres. En cada instante y cualquier situación en que te encuentres, en el fervor o en la aridez, en la fidelidad o en la infidelidad, ámame… como eres… Quiero el amor de tu pobre corazón; si esperas ser perfecto, no me amarás nunca.

¿Acaso no podría Yo hacer de cada granito de arena un serafín radiante de pureza, de nobleza y de amor? ¿No podría con un solo querer de mi voluntad, hacer surgir de la nada millares de Santos, mil veces más perfectos y más amantes que todos los que he creado? ¿No soy Yo, el Todopoderoso? Y, ¿si Yo quisiera dejar siempre en la nada a estos seres maravillosos y preferir tu pobre amor al de ellos?

Hijito, déjame amarte, quiero tu corazón.

Claro que te voy a educar, pero mientras, te amo tal como eres, y deseo que tú hagas lo mismo; deseo ver que surja del fondo de tu miseria el amor. Amo en ti hasta tu propia debilidad. Amo al amor de los pobres; quiero que de indigencia se eleve continuamente este grito: «Jesús, te amo». Es el canto de tu corazón lo que me interesa. ¿Qué necesidad tengo tu ciencia o de talentos? Una sola cosa me importa, verte trabajar con amor. No son tus virtudes que deseo, si te las diera, eres tan débil que alimentarían tu amor propio; no te preocupes de esto.

Habría podido destinarte para grandes cosas; pero no, serás el servidor inútil, te quitaré y aún lo poco que tienes, pues te he creado para el Amor. ¡AMA!

Hoy estoy a la puerta de tu corazón como un mendigo, Yo, el Señor de los señores. Llamo y espero, apúrate en abrirme, no te excuses con tu miseria. Tu indigencia, si la conocieras plenamente, morirías de dolor. Lo único que me puede herir el corazón sería ver que dudaras y que te faltara la confianza en Mí.

Quiero que pienses en Mí en cada hora del día y de la noche, no quiero que hagas alguna acción, incluso la más insignificante, por un motivo que no sea el Amor.

Cuando te toque sufrir, te daré la fuerza; tú me diste tu amor, te daré que ames más de lo que tú has soñado.

Te he dado a mi Madre; haz pasar todo por su Corazón tan puro. Pero recuerda: «Ámame tal cómo eres». No esperes ser un santo para entregar al Amor, de lo contrario tú no me amarás nunca».

Nota: Estas palabras fueron dictadas por Nuestro Señor a un alma piadosa en Bélgica, el Señor ha dicho que si alguna persona lee estas palabras es porque El así lo ha querido, y estas palabras serán un mensaje de Jesús para ti lector que las les.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas hermosas palabras sin duda inspiradas por el Espíritu Santo fueron escritas originalmente por Monseñor José Alí Lebrún obispo de Caracas y Cardenal de Venezuela. Sirva esta nota para aclarar su verdadero orígen.

jorge santamaria dijo...

Muchas gracias Señor por estas palabras de aliento, a tu lado me siento rico y mi amor por ti me hace feliz y hace feliz a los mios. Amen