miércoles, 26 de noviembre de 2008

ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS


Recordemos que sí es posible ser verdaderos hombres; hombres de Paz: él pudo y lo dejó todo por Él, por DIOS:

Señor, hazme un instrumento de tu paz;
donde haya odio, ponga amor;
donde hay ofensa, perdón;
donde hay duda, fe;
donde hay desesperanza, esperanza;
donde hay tinieblas, luz;
donde hay tristeza, alegría.


Oh Divino Maestro,
que no busque yo tanto.
Ser consolado como consolar.
Ser comprendido como comprender.
Ser amado como amar.
porque dando se recibe.
Perdonando se es perdonado.
Y muriendo a si mismo
se nace a la vida eterna.
San Francisco de Asís

domingo, 9 de noviembre de 2008

EL SANTO ROSARIO


El Santo Rosario es un sacramental que nos ayuda en la oración, es arma poderosa entregada por la Virgen María, es recomendado por los Papas y rezado por innumerables santos.
"Recitar el santo rosario, en efecto, es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo"


Las promesas de la Virgen a los que recen el rosario

Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.

El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.

Promesas de Nuestra Señora, Reina del Rosario, tomadas de los escritos del Beato Alano:

1. Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.

La Virgen del Rosario: ¡Vencedora de las batallas!

Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción. Sabemos, por las promesas de Jesucristo, que eso no puede ocurrir pero, humanamente, no había solución para la amenaza del Islam. Los Musulmanes se proponían hacer desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido, y muchos mártires derramaron su sangre, muchas diócesis desaparecieron completamente. Después de 700 años de lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron librarse del dominio musulmán. Esa lucha comenzó a los pies de la Virgen de Covadonga y culminó con la conquista de Granada, cuando los reyes católicos, Fernando e Isabel, pudieron definitivamente expulsar a los moros de la península en el 1492. ¡La importancia de esta victoria es incalculable ya que en ese mismo año ocurre el descubrimiento de América y la fe se comienza a propagar en el nuevo continente!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El “camino” de Alexia


El “camino” de Alexia


Autor: Mons. José Ignacio Munilla Aguirre





Hace ya unos catorce años que cayó en mis manos una de las biografías publicadas sobre la vida y muerte de una adolescente madrileña, Alexia González-Barros (1971-1985), cuyo proceso de beatificación está en curso. Se trataba de la historia dramática de una joven de trece años a quien se le había declarado un tumor maligno que acabó con su vida en menos de un año. Aquel libro no me dejó indiferente. Muy al contrario: en repetidas ocasiones me hizo llorar de emoción y en otras reía y disfrutaba al comprobar la belleza del tesoro de la inocencia, cuando ésta es iluminada por la fe cristiana. La fuerza testimonial que irradiaba, grabó en mí una huella imborrable. Entonces yo era todavía un sacerdote “novel”, pero al concluir la lectura de aquel libro, comprendí que en adelante, aquella niña sería mi “amiga” por el resto de mis años. Recuerdo también que empleé un dinero del que en aquel momento disponía, para distribuir en la parroquia abundantes ejemplares de su vida. Con alegría, pude comprobar cómo Alexia llegaba igualmente a otros corazones. A lo largo de estos años, me he acordado de ella, de una forma especial, cada vez que visito o tengo noticia de algún niño o adolescente enfermo.

¿Qué es lo que más me llamó la atención de su historia? Por encima de todo, su plena confianza en la voluntad de Dios… “Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras” –repetía con frecuencia-. Es como si en ella se fundiesen el sentido común y la más alta mística. Ciertamente, los niños inocentes –Alexia- nos enseñan a sobrenaturalizar lo natural y a naturalizar lo sobrenatural. También me impresionó profundamente la fuerza de la familia cristiana. ¡Aquella familia era una “piña” en la que se vivía una especie de “santidad compartida”!

Añado a lo anterior que, el hecho de acercarme a la figura de Alexia me ayudó también a valorar más los carismas de la Iglesia, porque era notorio que la pertenencia al Opus Dei de varios de sus miembros, había sido un factor determinante del que se había nutrido aquella historia de amor. Y, finalmente, tengo que agradecer a Alexia que me “enseñase” a tener relación y devoción hacia nuestro personal Ángel Custodio. ¡Me quedé perplejo al descubrir la audacia con la que aquella niña “bautizaba” a su Ángel de la Guarda con el nombre de “Hugo”! La naturalidad con la que Alexia trataba con Hugo, me ayudó a entender aquella frase del Evangelio: “Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mt 18, 10).

Pues bien, hace ya varios meses, llegó a mis oídos la noticia de que un director de cine, que se autodefine como “ateo practicante”, había decidido inspirarse en la historia de Alexia para realizar una especie de “contrahistoria” de su vida. No me lo hubiese creído, de no ser por el cúmulo de faltas de respeto a la religión cristiana, de las que ya hemos sido testigos… (No creo necesario detallar los casos recientes: obras teatrales con título blasfemo, exposiciones fotográficas de la misma índole, programas televisivos burlescos y despectivos, etc).

Finalmente, la película en cuestión ya ha llegado a las salas cinematográficas, con el nombre de “Camino”. Por si hubiese lugar a dudas, el director ha tenido la desfachatez de hacer un guión en el que la niña protagonista de la película lleva el nombre propio del título del libro que escribió el fundador del Opus Dei (Camino). La película utiliza la historia de Alexia como arma arrojadiza contra lo que la propia niña más amaba: su madre y su padre, sus hermanos, la Iglesia... Todo aquello que los creyentes habíamos admirado en el testimonio de Alexia y de su familia, por arte de magia, en la pantalla es retorcido hasta el extremo, y se nos muestra como grotesco, como masoquismo, fanatismo, manipulación… Baste citar el subtítulo burlesco elegido para la película: “¿Quieres que rece por ti para que tú también te mueras?”…

Aunque a estas alturas ya nada nos sorprenda, tengo que reconocer que a mí este episodio me ha impresionado: ¿Qué mal habrán hecho a nadie Alexia y su familia? ¿Por qué “se revuelve” ante su memoria un señor que se dice “no creyente”? ¿Será sólo cosa de buscar el dinero fácil, o habrá más factores que lo expliquen? Vienen a mi memoria las palabras que el “buen ladrón” dirigió a su compañero de suplicio, tras escuchar con asombro cómo éste insultaba gratuita e injustificadamente a Jesús crucificado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque nos lo hemos merecido. En cambio, éste nada malo ha hecho. –Y volviéndose hacia Jesús le dijo-: ¡Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino!” (Lc 23, 41).

La escena de los dos ladrones crucificados junto a Jesús es paradigmática: la humanidad no se divide en “buenos” y “malos”. En realidad, todos somos “ladrones”, es decir, “pecadores”. Por el contrario, la humanidad se compone de pecadores “arrepentidos” y pecadores “convencidos”. Los primeros reconocen su culpa, al mismo tiempo que aprecian y admiran toda la bondad que les rodea. Los segundos, por el contrario, parece como si encontrasen alivio blasfemando contra Dios, o ensuciando a quienes pudiesen estar más limpios que ellos. Ésta ha sido una constante en la historia de la Iglesia: el testimonio de los santos es estímulo para unos, al mismo tiempo que resulta molesto para otros.

Ante este tipo de situaciones, pienso que los católicos debemos reaccionar con audacia y con paciencia. “Es preferible encender una luz que maldecir las tinieblas”, de modo que estamos ante una ocasión magnífica para dar a conocer la vida de Alexia y su maravilloso testimonio (www.alexiagb.org). Lo ocurrido demuestra que la vida de Alexia es mucho más luminosa de lo que suponíamos, especialmente en el momento histórico actual, en el que se introduce la eutanasia y el suicidio asistido. Nuestra sociedad está necesitada de “testigos” que den “luz” y que nos ayuden a vivir con sentido las cruces de nuestra existencia. ¡Alexia, danos audacia y paciencia para el “camino”!

lunes, 3 de noviembre de 2008

¡¡¡ De nuevo, para TÍ !!!


Queridos amigos: me es grato informarles de que "Christus Dominus" ha vuelto.
Tengo que agradeceros vuestra confianza prestada a este blog, vuestro blog, y espero que os continúe informando y ayudando. He comenzado a caminar en esta vida hacia el sacerdocio a la que Dios me ha llamado. Contaros que la vida aquí es maravillosa, pues día tras día me acuesto y me levanto con la alabanza a Dios en mis labios; una vida a la que, como ya comenté en otras entradas, tú también puedes estar llamado. Yo no me arrepiento en ningún momento de haberle respondido a Dios con un fuerte ¡SÍ!. Gracias por vuestras oraciones, os aseguro que me sostienen cada día; os ruego continuéis rezando por mí, pues "sin la oración de mis hermanos nada soy".
Gracias.

(Blogmaster)